Todos mis familiares se lanzaron al agua. Mi madre me llamó. No me atreví a seguirla, a pesar del flotador que llevaba a modo de cinturón. Miraba el mar con terror y deseo. Mamá vino a cogerme la mano y me llevó a rastras. De repente, escapé a la pesadez terrestre: el fluido se amparó de mí y me encaramó a su superficie. Emití un grito de placer y éxtasis. Majestuosa como Saturno, con mi flotador por anillo, permanecí en el agua durante horas. Tuvieron que sacarme a la fuerza.
-¡Mar!
Aquélla fue la séptima palabra.
Metafísica de los tubos (Amélie Nothomb)
![]() |
Jeremy Miranda |
1 comentario:
Me gusta mucho la imagen que has elegido para ilustrar el texto. Un beso. N.
Publicar un comentario